sábado, 27 de septiembre de 2014

LVI.- El lenguaje corporal.

Tenía yo un amigo que se llamaba Pancholo,  que me inició en el boxeo, que al principio me tenía de sparring, pero que más tarde, juntos  llegamos a montar un combate-espectáculo muy vistoso y aceptable en el que hacíamos combate nulo.  Incluso llegamos a actuar en una carpa que montaban en la Puerta Nueva, - antes de que hubiera Plaza de España allí - y entrabamos los primeros, de teloneros de una serie de combates de Chocolate, que era un boxeador ferrolano de aquellos tiempos, contra otros boxeadores locales que no recuerdo. En el combate el público me animaba a mi y al segundo raund ya estaba entregado porque el público siempre se inclina por el más débil y yo estaba bien entrenado por Pancholo. Cuando declaraban combate nulo repetidamente y durante varias sesiones era apoteósico porque Pancholo era una mole y yo un alfeñique a su lado.

Pancholo era un  vecino mio de la calle de Sol, que asustaba a mucha gente por su aspecto imponente, aunque era un amigo leal y noblote, pero cuando te daba la mano te hacía crujir los nudillos y casi te los rompía, porque no cuidaba el lenguaje corporal. 
En el lenguaje corporal, que tiene muchas lecturas, hay que fijarse en el aspecto general,  en los gestos, en las muecas y en los modos, en la mirada, en la boca, en la forma de usar las manos, de estar de pie, con brazos caídos, brazos en jarras, manos en bolsillos, de peinarse o  de atusarse el pelo, en la manera de sentarse, etc. 
Por ejemplo, hay tres formas básicas de dar la mano (con muchas variantes), para estrechar la de otra persona:

- Con la palma para arriba.
- Con la palma para abajo.
- Con el plano de la palma vertical,

Esas formas índican, además de otras cosas, respectivamente, pasividad o entrega, agresividad o complejo de superioridad y aceptación o igualdad personal. 
Algunas variantes son dar la mano en forma de cuenco o semicerrada, o con los dedos separados, o usando la otra mano también para rodear la del interlocutor, etc. etc Además hay hasta quince  o veinte formas "repugnantes" de dar la mano.
Resumiendo, hay formas buenas de dar la mano y hay formas malas y hay personas que dan la mano tan repulsivamente que dan ganas de salir corriendo. 
Es que el lenguaje corporal es muy importante en la vida para la convivencia social y también para ir
a una entrevista de trabajo, pero mucha gente lo descuida.
Sin embargo he de decir que para conocer bien a una persona hay algo más que vigilar su lenguaje corporal o comprobar como te da la mano y llegar así a conclusiones porque nunca serán definitivas.
Tengo un vecino al que rehuyo y procuro no entrar en el ascensor con él porque huele a ropa sucia mal lavada, a pies, a sobaco y a pelo sucio.
Cuando no tengo más remedio que subír con él en el ascensor me refugio en el rincón mas alejado pero aún allí me llegan los efluvios nauseabundos de su fétido aliento.
Te lanza el mensaje de que es intratable, dado que  la parte básica de un buen lenguaje corporal es asearse escrupulosamente.

Pero sin embargo aunque mi vecino sea un guarro te da la mano con verdadera delicadeza de pianista que cuida sus herramientas de trabajo, que son los dedos. Mi vecino jamás te romperá los nudillos como Pancholo, al estrechar tu mano .

Pero en este caso yo prefiero como amigo a Pancholo aunque tampoco cuidara el lenguaje corporal..

No hay comentarios:

Publicar un comentario