El Dr. Iván Basanta es el Director de la UNIDAD DE CIRUGÍA OCULOPLÁSTIA de la CLÍNICA OFTALMOLÓGICA del INSTITUTO GALLEGO DE CIRUGÍA OCULAR.
Cuenta con una amplia experiencia y se rodea de las técnicas más modernas para valorar, corregir, eliminar todo tipo de patologìas que con la edad por causas congénitas, por una leve parálisis del nervio facial o por traumatismos... pueden aparecer molestas deformaciones (manchas amarillas, párpados caídos, bolsas...) que además de perjudicar la imagen pueden llegar a afectar seriamente tu calidad de vida.
Eso anterior es una síntesis de su alta calidad profesional paro es que como persona resulta tan simpático y campechano que ya me gustaría que fueran así sólo la cuarta parte o menos de los médicos que en mi vida han sido. No es el único que conozco así, pero es el último que me "clavó el bisturí"... (de laser) y por eso resalto su humanidad.
Yo fui al quirófano bastantes veces, algunas con el ánimo de quien subiera a un patíbulo pero, con cirujanos como Iván (y lo tuteo porque me siento amigo suyo) vas al quirófano como si fueras de romería... y así fui dos veces, una para una curarme un ectropión y otra para operarme de cataratas.
La catarata ocurre cuando el cristalino (que es la "lente" del ojo) se nubla poniéndose opaca y no te deja ver. El Dr Basanta, manejando el láser magistralmente, te abre la cornea te saca el cristalino y te pone un cristalino ortopédico.
Como decía antes, vas al quirófano como quien va de romería y te pasas el tiempo de charla y comentando las incidencias incluso "el olor a churrasco" que desprende el láser...
Sin embargo yo tuve mala suerte uno de los días. Llegué a la cita y una enfermera me hizo una especie de interrogatorio, al tiempo que cubría un formulario: que si llevaba alguna ortopedia o algún objeto metálico, que si era alérgico, que si venía en ayunas, que si sabía de que me iban a operar, etc. Esta enfermera me llevó en silla de ruedas a la antesala del quirófano y allí se repitió la historia, es decir otro interrogatorio por otra enfermera, y otro formulario: que si llevaba alguna ortopedia o algún objeto metálico, que si era alérgico, que si venía en ayunas, que si sabía de que me iban a operar, etc.
Ya dentro del quirófano, una señora enmascarada de verde, con formulario y bolígrafo me soltó de golpe: ¿ Nombre ? Ramón - contesté yo - ¿Nada más ? dijo ella - ¿es que no tiene apellidos? y contesté: Creí que se refería a si mi nombre era simple o compuesto (estuve a punto de apostillar que mi padre se llamaba Ramón Zacarías del Sagrado Corazón y de la Virgen María pero yo solo Ramón aunque me siguen Moncho). Terca y pesada ella prosiguió: ¿Sabe lo que le van a hacer aquí? Yo lo pensé una fracción de segundo y contesté: No, pero sé que me van a operar de un ojo.- Entonces si que lo sabe- dijo ella - Pero no con detalle - casi le grité - siguió con las preguntas comunes de llevar o no ortopedia u objetos metálicos, etc. cada vez más pertinaz ella al tiempo que yo perdía la paciencia y ganaba nerviosismo, porque no entendía lo que estaba pasando. Pero llegó la pregunta clave ¿Ramón, eres alérgico a algo? (así tuteándome y usando el tonillo que usaba Fofó para preguntarle a los niños aquello de "como están ustedes") ¿Ramón, eres alérgico a algo? ¡Si! - dije yo con firmeza - soy alérgico a ciertas personas. Se oyeron risitas en el quirófano y se acabó el interrogatorio.
Días más tarde me enteré de que era una inspección extraordinaria de los protocolos y que a la inspectora la habían invitado a irse del quirófano porque les hacia perder mucho tiempo.
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Ectropión. |
La catarata ocurre cuando el cristalino (que es la "lente" del ojo) se nubla poniéndose opaca y no te deja ver. El Dr Basanta, manejando el láser magistralmente, te abre la cornea te saca el cristalino y te pone un cristalino ortopédico.
Como decía antes, vas al quirófano como quien va de romería y te pasas el tiempo de charla y comentando las incidencias incluso "el olor a churrasco" que desprende el láser...
Sin embargo yo tuve mala suerte uno de los días. Llegué a la cita y una enfermera me hizo una especie de interrogatorio, al tiempo que cubría un formulario: que si llevaba alguna ortopedia o algún objeto metálico, que si era alérgico, que si venía en ayunas, que si sabía de que me iban a operar, etc. Esta enfermera me llevó en silla de ruedas a la antesala del quirófano y allí se repitió la historia, es decir otro interrogatorio por otra enfermera, y otro formulario: que si llevaba alguna ortopedia o algún objeto metálico, que si era alérgico, que si venía en ayunas, que si sabía de que me iban a operar, etc.
Ya dentro del quirófano, una señora enmascarada de verde, con formulario y bolígrafo me soltó de golpe: ¿ Nombre ? Ramón - contesté yo - ¿Nada más ? dijo ella - ¿es que no tiene apellidos? y contesté: Creí que se refería a si mi nombre era simple o compuesto (estuve a punto de apostillar que mi padre se llamaba Ramón Zacarías del Sagrado Corazón y de la Virgen María pero yo solo Ramón aunque me siguen Moncho). Terca y pesada ella prosiguió: ¿Sabe lo que le van a hacer aquí? Yo lo pensé una fracción de segundo y contesté: No, pero sé que me van a operar de un ojo.- Entonces si que lo sabe- dijo ella - Pero no con detalle - casi le grité - siguió con las preguntas comunes de llevar o no ortopedia u objetos metálicos, etc. cada vez más pertinaz ella al tiempo que yo perdía la paciencia y ganaba nerviosismo, porque no entendía lo que estaba pasando. Pero llegó la pregunta clave ¿Ramón, eres alérgico a algo? (así tuteándome y usando el tonillo que usaba Fofó para preguntarle a los niños aquello de "como están ustedes") ¿Ramón, eres alérgico a algo? ¡Si! - dije yo con firmeza - soy alérgico a ciertas personas. Se oyeron risitas en el quirófano y se acabó el interrogatorio.
Días más tarde me enteré de que era una inspección extraordinaria de los protocolos y que a la inspectora la habían invitado a irse del quirófano porque les hacia perder mucho tiempo.
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