viernes, 19 de septiembre de 2014

XLIX.- El Hada Azul.

EL HADA AZUL.

Esto es una especie de homenaje a mi tía Teresa, hermana de mi madre, porque es la decana de mi familia pero muy poquito mayor que yo que soy el siguiente en edad, como puede apreciarse en una de las fotografía que me lleva de la mano..

Teresa.

Mi tía Teresa adoraba las poesías y se las aprendía de memoría por muy largas que fueran.  A poco que bajaras la guardia te recitaba una al azar de las que le gustaban, declamando y gesticulando.


Un buen día se enamoró de un guardiamarina  peruano que pasó con su buque escuela por Ferrol,  Y antes de un año tras un noviazgo vigilado por el cartero, Teresa se casó por poder y emigró para reunirse con su amor.

Tuvo seis hijos, una hembra y cinco varones. Los varones siguieron los pasos de su padre, todos ellos fueron guardiamarinas y también viajaron a la madre patria.


La poesía que más veces le escuché es EL HADA AZUL y como mi tía ya esta muy viejecita y además se quedó viuda y ciega, desde mi corazón le hago saber que la quiero:



Firmando el acta matrimonial.
Cierto día el Hada Azul,
quiso a la Tierra bajar
y se mandó preparar
su Gran Carroza de Tul.

Diciendo: "A cada mujer
de las diversas naciones,
les voy a dar tantos dones
como puedan merecer".

Bajó aquí sin dilación,
entró en la Tierra triunfante
presentándose al instante
una de cada nación.




Con su marido y sus cinco hijos varones.

Llamo y dijo a la italiana
Tú tendrás ardientes ojos...
y tendrás labios tan rojos
que parecerán de grana.

Por tu cutis sonrosado,
dijo a la inglesa serás
entra todas las demás
un tesoro codiciado.

Por tus nacarados dientes
le dijo a la austriaca luego,
verás quemarse en el fuego
de amor a tus pretendientes.

A la mujer parisién
le dio suma distinción,
ingenio, sprit (1), corrección...
y hasta corazón también,



Teresa la polifacética.
Y así fue haciendo lo mismo
pródiga con todas ellas,
repartiendo entre las bellas:
a una sentimentalismo
á otra ingenio, a otra blancura,
a otra claro entendimiento,
a esa otra un alma pura...

Así acabó sus dones
que entre ellas repartió,
cuando al terminar salió
de entre todas las naciones
una gallarda manola
muy joven casi chiquilla,
que lucía una mantilla
de rica blonda española,
y que acercándose al Hada,
ruborosa dijo así:
Según veo para mi
no habéis reservado nada.

Teresa con su marido y dos nietos.

Quedóse  el Hada un momento
suspensa de admiración
y fijando su atención en ella,
con acento dijo luego:
¿Tú que quieres
que yo te pueda otorgar?
¿Tienes algo que envidiar
de todas estas mujeres?
¿No tienes el pelo acaso
abundante, negro, hermoso?
¿No tienes el porte airoso?
¿No tienes en tu mirada clara,
rayos de sol que fascina?
¿No es tu sonrisa divina?
¿No es bellísima tu cara?



Con su sobrino "el mayor".



Entonces ¿que quieres?, di,

si aún juntando a todas ellas,
resultan menos bellas que tú.
¿Que buscas aquí?

Sin embargo, dijo el Hada:
yo no quiero que al marcharte
tengas porqué lamentarte
de que no te he dado nada.

Y mirando a la manola
dijo alzando más el tono:
¡A ver que traigan un trono
a la mujer española!



(1) Sprit se utilizaba por espíritu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario