viernes, 28 de diciembre de 2012

XIX.- LOS DICTADORES DE MI VIDA.

En mi vida se cruzaron cinco dictadores, cuatro de profesión militar y uno de profesión civil, traductor de idiomas indígenas guineanos. Y tengo que decir que precisamente este civil   fue el más sanguinario de todos. Cinco dictadores es un número que resulta mas que suficiente para formar una delantera de fútbol tradicional y sobre todo para recapacitar seriamente sobre la vida si te los has tropezado.
Lo cierto es que estas circunstancias de la mía me hicieron meditar mucho sobre las distintas formas de gobierno que hay y sobre la idiosincrasia de los hombres que se dedican  a la política y sobre todo de los que llegan realmente al poder. Lo cierto es que cada pueblo tiene el gobierno que se merece y hay hombres que habiendo llegado al poder democráticamente,  le han hecho mas daño a los gobernados que muchos dictadores...
En tiempos de los romanos la Dictadura era una forma normal de gobierno que para bien o para mal permitía actuar sin largas discusiones previas y sin oposiciones estériles.. Hoy sería impensable entregarle el poder sin cortapisas a algunos de los políticos al uso que circulan por ahí ni se ha inventado la sustitución automática del dictador inútil. Claro que tampoco se inventó el cambio automático del gobernante inepto salido de las urnas sin esperar a que se acabe la legislatura... .En fin, es tremendo que con lo corta que es la vida lleguen tipejos al poder que te la amarguen.   

El dictador más antiguo de mi vida fue el General Francisco Franco Bahamonde, ferrolano, nacido el 04.12.1892 y fallecido tras una larga agonía en Madrid el 20.11.1975. Lo conocí personalmente y de cerca, a principios de los años cuarenta, aunque me acompañó  casi otros tantos años de mi vida, quizá los mejores por ser joven....

Estaba yo estudiando tranquilamente rodeado de mis compañeros, en el Aula de Estudios del CENTRO DE ENSEÑANZA GENERAL, cuando llegaron unos camaradas uniformados que señalaron a algunos cuantos de nosotros con el dedo, como seleccionándonos y, después, apartándonos para llevarnos a otra de las aulas donde pronunciaron un discurso patriótico felicitándonos por haber sido elegidos para recibir  a la mas Alta Autoridad del Estado y quedamos citados para ir al Cuartel Juan Balás del Frente de Juventudes. Allí practicamos marchas, taconazos, saludos brazo en alto y aprendimos canciones como  Cara al Sol, Yo tenia un camaradaSoledad, Montañas Nevadas, Isabel y Fernando y   y otras que quizá estrujando un poco el cerebro  volverían desde las profundidades de la memoria perdida ...Nos dieron un gran paquete con un uniforme completo, desde las botas hasta la boina roja pasando por el correaje y un brazalete.
Y así llegó el día en que me pusieron  a montar guardia uniformado en las Casas Baratas de la Puerta Nueva que después sería Plaza de España,  en un portal de la que hoy se llama la plaza de Sevilla, con la misión de no dejar entrar a nadie en el  edificio (creo que tenía once años). Después de una larga espera apareció Franco seguido de unos cuantos pelotas muy nerviosos, Franco me devolvió mi saludo brazo en alto, me dió una mano bastante floja, dijo algo así como muy bien muchacho y subió seguido de diez o doce personas más. Al minuto bajó y se fue por donde había venido. Poco después llegaron jefazos preguntando por ´él y tratando de saber por donde se había ido. .Después estuve allí olvidado no se cuanto tiempo más  y cuando me canse y como ya no  había nadie, me fui para casa, pensando que Franco de cerca no era tan impresionante. Mi madre me abrazó al llegar como si volviera del exilio... Franco no me impresionó personalmente, pero recuerdo dos cosas de él que no parecían encajar en la fama que tenía y que se comentaban en mi casa años más tarde: que hubiera legalizado el voto femenino y que no dejara retirar la placa conmemorativa del nacimiento de Pablo Iglesias de su casa natal...   


El segundo dictador que conocí personalmente fué el General dominicano  Rafael Leónidas de Trujillo y Molina, nacido en San Cristóbal  el 24.10.1891 y muerto en atentado contra él en Santo Domingo el 05.05.1961.
Estuve en la República dominicana desde el doce hasta el dieciocho de Diciembre de 1954. En ese tiempo tuve ocasión de darme cuenta de que España tenía muchos amigos alli.
También  tengo que contar que marchando por las calles de Santo Domingo con otros dos compañeros, al salir de una llamada Librería Católica (?), que tenía expuesto El periquillo sarniento y vendía mas que nada pornografía encontramos a un borracho que nos llamó de todo y hasta se cagó en España con tal insistencia que terminamos todos en una comisaría.
Inmediatamente al borracho lo metieron en una especie de jaula abarrotada de revoltosos vociferantes y pasamos al enojoso asunto del atestado. El comisario nos fue preguntando a los tres sucesivamente: ¿nombre?, Ramón, dije yo, Ramón, dijo mi compañero uno, Ramón, dijo mi compañero dos.  En este momento el Comisario dio un brinco y gritó:
 ¡¡¡ Caraho !!! (con hache aspirada) - ¡ Yo también soy Ramón!
Aquí se terminó el atestado, quisimos perdonar al borracho pero Ramón, el Comisario, dijo que los insultos a la MADRE PATRIA eran imperdonables.
Al día siguiente me tocó de ir a una recepción de Trujillo y sí que me impresionó, era bastante más alto que yo y tenía una mirada inquietante. Su conversación favorita era hablar de destituir colaboradores poco diligentes y se lo decía en la cara a los interesados  delante de todos nosotros. En aquella recepción no se que le pasó en el uniforme  pero cambió la guerrera por otra blanca que le trajeron.

Estuve en Colombia desde el doce hasta el dieciocho  de marzo, de 1955. casi todo el tiempo en Bogotá y solo un par de días en Cartagena, puerto al que llegamos desde Funchal (Madeira).
Allí conocí personalmente al General Gustavo Rojas Pinilla, el único dictador que gobernó Colombia. Nacido en Tunja (12.03.1900) y fallecido en Molgar (17.01.1975).
En Bogotá nos alojamos en el Hotel Tequendama, donde estaban alojados también unos famosos rejoneadores españoles bastante juerguistas y ruidosos que fueron amenazados de expulsión por la dirección del Hotel.
Una mañana hubo una verdadera revolución mediática porque las autoridades secuestraron un periódico que traía una caricatura de Franco, armado con ametalladora y cananas al estilo Pancho Villa y cogiendo de una mano al príncipe Juan Carlos que con la otra mano tiraba de un caballito de cartón. . Al día siguiente todos los periódicos mostraban su rechazo y nos pedían perdón como españoles.

Un buen día de aquellos de marzo de mil novecientos cincuenta y cinco en Colombia, me encontré montando guardia en el Palacio Presidencial de Nariño, (también llamado de los virreyes) en la Puerta de la Plaza de Armas de Bogotá, después de relevar a la Guardia Presidencial. Una hora bajo cientos de miradas curiosas. Después un ágape privado charlando con el mismo Rojas Pinilla, que me pareció el menos dictador de todos los conocidos  por mi hasta entonces y ahora ya puedo decir que también menos dictador  que los que me faltaba conocer...

Mi cuarto dictador fue Francisco Macías Nguema, cuyo nombre verdadero era M-zem Ngueme, era natural de Nsegayong (Rio Muni), probablemente nacido en 1924, pero ni él sabía la fecha de su nacimiento con certeza, y murió ajusticiado por su sobrino y sucesor Obiang el veintinueve de setiembre de 1979..
A Macías lo conocí en  Santa Isabel (hoy Malabo) mediado el año 1966, en el Casino y puedo asegurar que fue el mas sanguinario de mis dictadores..
Después de cenar una tortilla en la barra que preparaban muy bien alli, y mientras me tomaba un "contrití" (country tea) con medio whisqui (para mantener la tensión), me dijeron que estaba invitado por el señor del extremo de la barra:   Y allí estaba Macías para incorporarse a incipientes campañas electorales saludándome con la mano y con una amplia sonrisa mas falsa que un duro de los de plomo de cuando yo era pequeño.  Simplemente en la forma de estrechar la mano ya se puede saber de un hombre...
Me acerqué para darle las gracias y tras una breve charla supe que era un ferviente admirador de Franco y de Hitler, y que admiraba la cultura de los blancos aunque el fuera un pámue.. Después supe también que era un trepa, que invitaba y pagaba copas  a diestro y siniestro y que los bubis lo odiaban. Se le atribuye el asesinato de un diez por ciento de la población guineana. Cuando llegó al poder le gustaba decir que como Presidente también tenía la facultad de fusilar...

Mi quinto y último dictador es Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, natural de Mongomo , nacido el cinco de Junio de mil novecientos cuarenta y dos. Estudió en la Academia de Infantería de Zaragoza y llegó a Teniente durante la Presidencia de su tío Macías.

A Obiang lo conocí también en Santa Isabel en una visita que hizo al Buque Hidrógrafo Malaspina, por el que pasaba "todo el mundo" durante sus pocas y cortas estancias en puerto. Obiang todavía era un Cadete de Infantería y estaba de vacaciones.
A pesar de que no mandaba nada, ordenaba como si fuera General, pero ya apuntaba maneras y gestos dictatoriales que nada tienen que ver con la deontología verdaderamente castrense.

Estabamos otro dia en la Cámara del Malaspina comentando las cosas de EL CAMARON, cuando llegó el Contramaestre de viveres y le dijo al C de C. Ramírez - Mi segundo, hay un cadete que me ha dado la orden de que le suministre esta lista de víveres Se ha enfadado porque le dije que yo no estaba autorizado para suministrar víveres al exterior.

Inmediatamente el C. de C. Ramírez despedía a Obiang en el portalón con la natural cortesía que caracterizaba a Ramírez (q. e . p. d ) en casos parecidos y que desplegaba con mucha eficacia.  Quienes hayan conocido a Ramírez y que hayan sido sus amigos como yo saben que era una excelente persona, y comprenderán porque el Cadete Obiang nunca mas exigió que le suministraran víveres.
          

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