Entre las muchísimas canciones infantiles que aprendí de pequeño, en la calle del Sol, en el Cantón de Molins, en el Paseo de Herrera, en la escuela de Doña Jesualda y en otros sitios donde jugué y también vi jugar a las niñas, que eran más proclives a jugar formando corros y cantando, a los que invitaban algunas veces a los niños, que mas bien solíamos jugar a la pelota (hecha de trapos), a las lombas, a las canicas o bolas - sobre todo en la versión de guá -, a bandera , a haivafacu, a la billarda, a las cuatro esquinas, etc, etc, recuerdo con claridad canciones como:
Estando el señor Don Gato, Ya se van los pastores, Al pasar la barca, Mambrú se fue a la guerra, El patio de mi casa, Arrollo claro, Materile, etc.,
Además de estas canciones también conservo el recuerdo de otras varias , porque hice todo lo posible por enseñarlas a mis hijos...
Hoy vamos a traer a nuestras páginas Yo tenía diez perritos.
y uno se cayó en el agua.
Ya solo me quedan nueve.
nueve, nueve, nueve, nueve.
De los nueve que tenía,
de los nueve que tenía,
uno se comió un bizcocho,
No me quedan más que ocho,
ocho, ocho, ocho, ocho.
ocho, ocho, ocho, ocho.
uno se clavó un machete
siete, siete, siete, siete.
De los siete que quedaban,
de los siete que quedaban
De los siete que quedaban,
de los siete que quedaban
uno lastimó los pies,
No me quedan más que seis
seis, seis, seis, seis.
No me quedan más que seis
seis, seis, seis, seis.
De los seis que me quedaban,
de los seis que me quedaban,
uno se mató de un brinco.
No me quedan más que cinco,
cinco, cinco, cinco, cinco.
De los cinco que quedaban
de los cinco que quedaban,
uno se marchó al teatro.
No me quedan más que cuatro,
cuatro, cuatro, cuatro, cuatro.
De los cuatro que me quedaban,
de los cuatro que me quedaban,
uno se comió un ciempiés,
No me quedan mas que tres.
tres, tres, tres, tres.
De los tres que me quedaban
de los tres que me quedaban,
uno se murió de tos.
No me quedan mas que dos,
dos, dos, dos, dos.
De los dos que me quedaban
Ana con la fiel perrita Tosca de Moncho. Tosca trajo al mundo unos treinta cachorros. |
uno se murió de ayuno.
No me queda mas que uno,
uno, uno, uno, uno.
El uno que me quedaba,
el uno que me quedaba,
se lo llevó la riada.
Ya no me quedaba nada,
nada, nada, nada,nada.
Cuando no tenía nada,
cuando no tenía nada,
la Tosca crió otra vez.
Ahora vuelvo a tener diez,
diez, diez, diez, diez.
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