En primer plano y de izquierda a derecha: LA PINTA, LA NIÑA y LA SANTA MARÍA. |
Estaba yo tan contento porque había puesto nombre a siete caras de las personas del equipo de hemodiálisis, que trato con cierta frecuencia: David, el enfermero, Jesús y Javier, los celadores y Fernando, Alberto, César y Casal, conductores de las ambulancias que me traen y me llevan, cuando de pronto, inesperadamente, Eva , la mala, aunque de mala no tenga nada, me riñó por haberme "inventado" unos sobrenombres para las tres Evas, y no me valió para nada asegurarle que yo lo puse tal como me lo habían contado; pero me aseguró que aquello de Eva la primera, Eva la mala y Eva López (ver en este blog, el artículo LXXXI.- Diálisis...y ósmosis) no era verdad y me explicó que las tres Evas en realidad son mas conocidas como Las tres Carabelas de Colón: La Pinta (ex López), la Niña (ex la mala) y la Santa María (ex la primera). La Pinta, que se llama así porque es la encargada de "pintar" las fístulas con un desinfectante antes de pincharlas, La Niña, porque es la más joven (pero fue la que me riñó por falta de rigor en mi Blog) y La Santa María (por ser de un sitio de nombre parecido). Habiéndome dicho Mario, en la sesión de hemodiálisis del viernes, que efectivamente las tres Evas son conocidas como Las tres Carabelas, procedo a rectificar y a comunicarlo a mis lectores, si los hay. Sin embargo tengo que decir que Rosa existe, aunque me avisen repetidas veces de que ninguna enfermera se llama así. Pero Rosa existe porque la he inventado yo y está hecha con las virtudes, la eficiencia, los encantos, la belleza, la simpatía y la alegría de todas las demás que están allí, es una enfermera quimérica superencantadora que se parece mucho a cualquiera de las reales.
Ayer, que también tenía sesión de hemodiálisis de pronto vi unos lindos ojos negros y unos tan lindos ojos azules inconfundibles, por encima de las mascarillas que les tapaban las caras, menos los ojos. Eran Cristina y Olga, que se disponían a manejar unos catéteres para conectar a un paciente al dializador...por eso se pusieron las mascarillas ensalzadoras de ojos, al mismo tiempo que bromeaban con Mari Luz. Después Olga se puso a cantar muy bien, repitiendo una y otra vez el estribillo, solamente el estribillo, de la canción del famoso grupo catalán Bongo Botrako: Todos los días sale el sol, chipirón, y así se pasó la tarde, y llegó la noche...y vino la ambulancia y me llevó.
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