miércoles, 10 de junio de 2015

¡Par dieu!. Me han terminado el souflé...



Portada de una Revista El Camarón publicada
hace muchos años en Santa Isabel de Fernando Póo.

Hace ya mucho tiempo, cuando estaba destinado en el Buque  hidrógrafo "MALASPINA" apostado en Santa Isabel de Fernando Póo, destacado en el Golfo de Guinea para hacer los parcelarios de aquellas aguas y navegabamos veinte o treinta días seguidos haciendo lineas, me di cuenta de que hacia el final de cada navegación surgía lo que en términos marineros se llama mamparitis, que no es más que una especie particular de claustrofobia, que afectaba bastante a los hombres que iban más encerrados en las cámaras de calderas y en las salas de máquinas, cuestión que por mi cargo de Jefe de Máquinas me preocupaba bastante.




¨Viñeta" de El Camarón. Al pie dice:
¡Par Dieu! me han terminado el souflé...
Como ya tenía mucha experiencia de lo mala que es la claustrofobia para la convivencia a bordo, porque tanto en el Buque Escuela JUAN SEBASTIAN ELCANO, con travesías de cuarenta días, donde fueron mis primeras experiencias de la mamparites, como en los Submarinos después, donde se presentaba con bastante más virulencia con menos días seguidos de mar, pero en inmersión, decidí hacer algo esta vez en "El Malaspina", para combatirla una vez más, como había hecho antes en Elcano y en los Submarinos.


En el MALASPINA le pedí permiso al Comandante para hacer espectáculos de variedades que ya había probado en ELCANO, porque yo sabía que siempre surgían  cantantes por " antonio molina" y por "manolo escobar" entre otros virtuosos del cante y de las variedades, como por ejemplo prestidigitadores, y con el apoyo incondicional del Comandante se celebraron aquellos festivales con un éxito rotundo. Ya conté en una entrega de este blog como llevé a verdaderos artistas a actuar en aquellos espectáculos estando ELCANO en Nueva York, siendo el guardiamarina encargado, que era yo, de los festejos a bordo.





Pero lo importante esta vez,  es resaltar que en EL MALASPINA, aparte de los espectáculos, también hacía - a mano - una revista mensual para los oficiales del barco que se titulaba EL CAMARÓN, en la que se contaban las fatigas cotidianas en tono más o menos festivo. El Camarón tuvo tanto éxito que enseguida tuve colaboradores, incluso el Comandante, que me entregaban sus hojas ya terminadas para intercalar con las que hacía yo. La fama de El Camarón se extendió de tal forma que a su publicación se reunían también en  la Cámara de Oficiales, nuestras mujeres para leerlo y pasar una tarde juntos.

¿Y todo esto viene a cuento de qué? pues sencillamente porque me enteré de que los candidatos de Master Chef iban a preparar una comida para la dotación del Ejército del Aire destinada en Getafe, incluída el Ala 35,  es decir que iban a hacer comida para unos 200 hombres... Y sentí una gran curiosidad, porque yo creía haber sufrido una situación parecida que aparece reflejada en una pequeña "viñeta" de El Camarón de Santa Isabel...y tuve un mal augurio.


Pues el caso es que en una de las visitas  que hacíamos a Lagos (Nigeria) con El Malaspina para limpiar fondos y para hacer alguna reparación ineludible de la maquinaria,  porque en Lagos había un Astillero importante que no teníamos en Guinea Española, el Embajador de España en Lagos nos invitó a los oficiales de la dotación del barco, con otros invitados más, a cenar en la Embajada. Normalmente nos invitaba a comer o a cenar en algún restaurante de postín, pero esta vez no sé porqué,  nos invitó a comer en la Embajada, Pues fue un fracaso rotundo; del souflé que era el primer plato nos quedamos cuatro comensales sin probarlo. Del segundo plato, que era de pescado preparado muy bien,  comimos los que no habíamos catado el suflé, porque el Embajador, que estaba en todo, se saltó el protocolo y mandó empezar a servir el segundo plato por mí, El caso es que esta vez se quedaron sin comer otros tres comensales del otro extremo de la mesa, incluido el propio  Embajador.






El embajador montó en cólera, mandó llamar al cocinero y le ordenó preparar un plato suplementario para los cinco o seis que solamente habíamos comido a medias.... y  ¡¡¡ Oh, sorpresa !!!,  al cabo  de pasar un rato de charla,  el cocinero nos presentó un plato de cebú encebollado que después de un exquisito plato de pescado, y supongo que después del suflé que yo no probé, resultaba intragable.
El Embajador estalló y despidió al cocinero alli mismo. Y nos fuimos a tomar café al casino, aunque esa es otra historia


Pues bien, los candidatos a Master Chef dejaron sin comer a nueve, a nueve de doscientos, que es un triunfo comparado con los cinco o seis de veinte que nos quedamos sin cenar aquella noche en Lagos. Las caras de los últimos de Getafe eran un poema hasta que supieron que les iban a preparar algo para ellos...aunque fueran bocadillos.

Un candidato a Master Chef  entregó el mandil por culpa de este fracaso y abandonó las cocinas patrocinadas por el Supermercado del Corte Inglés, lo mismo que el cocinero del Embajador de España en Lagos que también salió fulminado por la ira del Embajador. No era para menos.

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