miércoles, 2 de enero de 2013

XXV.- Dos: Las batallitas de abuelo.

 Se gastan muchas bromas sobre las batallitas de abuelo, pero yo siempre las tomé muy en serio y me pasé horas y horas escuchando a mi abuelo materno, que tenía batallitas y batallitas que contar aunque muchas veces las repetía, pero incluso de las repeticiones yo sacaba algo interesante.
 Yo voy a contar también mis batallitas, a veces con fidelidad, otras cambiando a los protagonistas por respeto y casi siempre repitiéndolas porque apenas me acuerdo de alguna inédita. 
Escena cinegética.

 Las batallitas de abuelo en cierto modo son narraciones sociales, muy parecidas a las narraciones cinegéticas, a las narraciones piscatorias y a las de los corrillos de comadres. Además  también asimilan características de la narrativa de café antiguo, (de esas tertulias que ya solo quedan en la radio y en tediosos programas de televisión)

 Tenía un amigo que no se perdía ni un estreno cinematográfico de las salas ferrolanas, Avenida, Callao, Capitol, Cinema,  Jofre,  Rena, Madrid-París, etc. Era casi imposible estar al dia como él de las novedades. El lo sabía y te preguntaba:
- ¿Viste la del Avenida ?, -
   Si, tiene un Oscar- contestabas por casualidad, ya que la mayor parte de las veces la respuesta era negativa. .
   Pues te la voy a contar, decía él, seguro de que solo él  iba al cine.-     ¡¡¡¡Que ya la ví !!!!
 
 Este es un ejemplo de persona que llegó a ser  un buen contador de batallitas  con los años, pero al verlo la gente se ponía de perfil o se volvía  invisible. Creo que se murió de pena.

 También fui amigo de un pescador de San Saturnino, Belarmino,  que me enseñó a pescar truchas en el río cerca del palacio de la Marquesa, donde él  las pescaba de unos noventa centímetros de largo a juzgar por la separación descriptiva de sus manos.. Un día descubrí que la longitud de sus presas no tenía nada que ver con esa separación descriptiva...Claro así aprendí  que aunque digas la verdad sobre la envergadura de tus truchas, de tus reos o de tus lucios capturados, todos pensarán que la verdad está en un término medio.
Yo pesqué, lo que se dice pescar,  cuatro veces, una trucha en San Saturnino, una faneca en la ría de Ferrol, un montón de calamares en las costas de Rio Muni. y un tiburón en alta mar, entre la isla de Fernando Póo y la costa de Camerún. Hombre también fui a pescar ranas, renacuajos, salamandras y tritones, a un terreno cerca de la Estación de Ferrocarril  de Ferrol al pie de una colina plantada de eucaliptos, pero eso mas que caza o pesca era un ensayo general de caza y  pesca antes de ser mayor
.
Paisaje de Fernando Poo. Cerca de Moka.
 ¿Y que decir de mi .amigo Antonio, el cazador ? Hacía caza mayor y tenía la casa llena de trofeos, cornamentas, pieles, pezuñas, colmillos, etc.
 En una ocasión estando reunido con unos seis colaboradores entre los que me encontraba, llegó una especie de Secretario que tenía y le soltó de sopetón :
- Don Antonio, le puse los cuernos en su despacho -
 Estalló una carcajada y Antonio nos explicó algo fastidiado que se trataba de la cornamenta de un corzo que le había colocado el taxidermista en una metopa...Las explicaciones de cazador, como las de pescador, siempre  son problemáticas..

 Yo también hice mis pinitos con la caza, una perdiz en un coto cerca de Madrid, un grombeef y un pangolín en Moka, cerca de la Caldera, serpientes en la Caldera,  en Fernando Póo, y participé en una cacería de "elefante" en Rio Muni, que ya contaré. ¡Ah! y también cacé alcatraces en alta mar, palomas verdes en el Rio Utonde de Rio Muni (otra cacería interesante) y cangrejos en Sácriba (Fernando Póo), tanto de tierra como de río, que degusté con una salsa picante muy sabrosa.
  Excuso decir que también "cacé" barallocos,  minchas, almejas y berberechos,  y cangrejos, durante la baja mar en la Ria de Ferrol, cuando no hacía falta descontaminar aquella riquísima fauna de la riá ferrolana, y también,  lombrices de mar y de tierra, y grillos, mariposas, carabos dorados, y otros insectos por las colinas dónde hoy está el edificio de los Juzgados,  caracoles, lagartos  y gorriones y mirlos con engaño en el Parque Municipal,  de pequeño, y a veces no tan pequeño.
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