CAPITULO III
Desenlace.
Donde se aclaran las partes más turbias de la historia y se enturbian las más claras.
Poco a poco nos fuimos enterando de la catadura de Gúdula y de los que llegaron tras ella a través de los informes recibidos de la Interpol sobre los tres. Y también lo que ya sabía la policía sobre Pepitillo el peluquero , que coincidía con lo que sabía de él cualquier asiduo a los tertulias nocturnas del Café Góngora, regentado por Don Herminio Brasas, entre los que estaba nuestro barbero de caballeros Feliciano, que aportaba mucho conocimiento y noticias sobre Caracona que fué extraditado, juzgado y condenado a prisión convicto de asesinato por un tribunal de Líbano.
Dorgan, a pesar de los millones que heredó de Gúdula o quizá por ello, enfermó repentinamente, porque la hemodiálisis produce una ateroesclerosis que en este caso fue galopante porque Dorgan no se cuidaba y se ponía morado de percebes, cigalas, nécoras y centollas, y de chuletones de ternera de Ávila de medio Kilo medio hechas, y de filetes de doble ancho de ternera gallega a point y de cenas pantagruelicas a base de zarzuelas de pescado. Dorgan estaba acabado y próximo a la muerte.
Dorgan llamó a la Policia diciendo que quería confesar y el pobre Carracedo fué llamado por cortesía como testigo porque en realidad al acto de la confesión asistió hasta el Director General de la Policia. Por mi parte conseguí asistir haciendo que Carracedo me llevara para empujarle la silla de ruedas en la que estaba postrado desde hacía tres años.
Dorgan confesó que había asesinado a Gúdula porque ella no quería divorciarse, y que además le ponía los cuernos con todo lo que se movía, lo que llegó a ser francamente insufrible para él. Confesó que se había desdoblado, permaneciendo su parte inerte en la silla de hemodiálisis ante diecisiete testigos mientras que su parte espiritual invisible se transportaba al Hotel Emilio para materializarse y cometer aquel terrible asesinato, narró con todo detalle el estrangulamiento por el que aparecían sus huellas en el cuello de Gúdula y la postura ´ritual en que puso a la víctima y además sabía del símbolo satánico que apareció allí pintado en un espejo con carmín, detalle que siempre se conservó secreto.
Unos lo creyeron y otros no. Los que creían decían que un moribundo no miente y sus huellas en el cuello de Gúdula lo demostraba. Los que no lo creían decían que el desdoblamiento astral no existía y que Dorgan era un desgraciado que solo quería reírse de la policía...
Dorgan palmó, el Estado heredó su fortuna y el caso del asesinato de Gúdula se archivó otra vez inacabado.
Dos años más tarde llegaron a España los restos de Caracona, fallecido en una prisión de las afueras de Beirut, en dos cajas, una con su yerto cuerpo y otra con sus objetos personales entre los que había unos extraños guantes con las huellas digitales de Dorgan fundidas en el latex, y una libreta de ahorro del Crédit Lyonnes con una imposición de 500.000 francos suizos hecha a la semana de morir Gúdula. La libreta estaba indistintamente a nombre de Juana Machado López y de Juan José Machado López, hijo de padre desconocido y de Juana Machado López, según el pasaporte que aparecía con el resto de objetos personales.
Esta vez el expediente del caso del Hotel Emilio se cerró señalando como presuntos asesinos a Juan José Machado López, (a) Caracona, de padre desconocido e hijo de Doña Juana Machado López (a) Juanita Pipermint, en calidad de autor, fallecido, y Dorgan Maceiras Villagrande marido de la víctima, también actualmente fallecido, en calidad de cómplice e instigador...
Como Doña Juana Machado López también se había muerto y tanto Juanjo como Juanita no tenían herederos, los 500.000 Francos Suizos fueron depositados en el Tesoro Público.
Pero el Comisario y yo, seguimos varios años más elucubrando y reuniéndonos en el Café Góngora con Feliciano y con Don Herminio, jugando a la garrafina, fumando al principio porque todavía no era dañino fumar, y haciendo cábalas sobre por qué estaría Gúdula en el Hotel Emilio - ¿invitada por Dorgan?- , sobre dónde estarían aquellos guantes de latex cuando se registraron varias veces las pertenencias de Caracona, y sobre todo donde llevaba la libreta de ahorro - ¿quizá la tenía Juanita y se la remitió por correo certificado a Beirut?- ¿esto convertía a Juanita en cómplice? aquella libreta con los más de 400.000 euros, sobre cuando era un sospechoso reclamado por la Interpol y sobre cómo ocultarla cuando fue extraditado al Líbano. .. etc.
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