domingo, 28 de diciembre de 2014

Mi segunda novela (Dos)

Capitulo II.


Nudo.

Donde todo se lía un poco. 

Volviendo al Ex-Comisario de Policía Don Gumersindo Carracedo, el Comisario por antonomasia, el recientemente jubilado y flamante novio de Matilde. que ahora trabaja de Investigador privado, que se dedica a desenmascarar  presuntos estafadores de las compañías de seguros porque simulan ser víctimas de accidentes incluso de tráfico y  a descubrir muy abundantes casos de infidelidad conyugal. Gumersindo viste chaquetas de cuadros y corbatas de pajarita de colores chillones, fuma en pipa y conduce un Volvo que ya tiene veinticinco años, pero muy bien conservado, porque el Comisario había tenido coche oficial casi toda su vida profesional y no necesitaba usar el suyo, pero los fines de semana  le había dedicado al Volvo innumerables horas de ocio, arrancándolo de vez en cuando, moviéndolo del sitio y manteniéndolo limpio como si fuera nuevo. Resulta que se encontró inesperadamente movilizado  para ejercer de Comisario Independiente con la misión de resolver el caso del Hotel Emilio, cuando casi nadie sabía todavía los turbios antecedentes de Gúdula. La gente se arremolinaba frente a la Comisaría pidiendo justicia para Gúdula  y la movilización de Carracedo era lo mejor que tenía la Policia para hacer callar a la gente. 

La prensa local describió a la muerta como una mujer hermosísima de ojos y pelo negros y facciones nobles, misteriosa, de boca preciosa de labios carnosos y de  casi  un metro ochenta de estatura, que aparecía en una postura que hacía pensar en una muerte ritual. Gúdula, la Gúdula que recordábamos todos no respondía a esa descripción. Sabíamos que había regresado guapa, pero no teníamos tanta imaginación como el periodista que redactó la crónica de sucesos, nadie que hubiera conocido a la Gúdula antigua, pensaría que ahora era tan guapa a menos que la hubieran visto al regresar. Yo sí que  la había visto en la Estación Nueva del Ferrocarril el día de su llegada y quedamos en el Café de Poniente porque quería que la asesorara para comprarse un coche y volví a estar con ella varias veces más.
Aseguro que esta nueva Gúdula era la mujer más guapa que he visto jamás porque además volvió tan culta y refinada, tan simpática, insinuante e inteligente, que estoy virtualmente enamorado de ella. Nunca entendí como apareció muerta en el Hotel Emilio, un lugar de encuentros procaces, situado frente al Puticlub del pueblo saliendo a la izquierda, por la carretera de Asturias.  Por todo ello haré lo posible para ayudar a Carracedo a descubrir que ha pasado realmente, lo prometo. Y supe quién era la muerta porque me enseño una foto mi amigo Frank, que trabajaba para el forense y en seguida avisé de la identidad del fiambre al Comisario... A partir de este momento ya quedé en contacto permanente con él hasta que finalmente se resolvió y se archivó el caso. Todavía nos vemos algunas veces en el Café Góngora para seguir haciendo conjeturas, porque todavía hoy transcurridos diez años no se sabe a ciencia cierta quien asesinó a Gúdula.

Teníamos tres sospechosos, Dorgan, Pepitillo el peluquero y  Caracona.

Dorgan era el más sospechoso porque sus huellas aparecían en los cardenales del cuello de Gúdula, pero Dorgan tenía una coartada perfecta porque en un amplio entorno de la hora del crimen estaba hospitalizado en Hemodiálisis con el cuerpo aferrado a una máquina, y con más de diecisiete testigos. 

Caracona es un macarra nacido y criado en casa de Juanita Pipermint, cuyo verdadero nombre era Juana Machado López de profesión madame, que ahora, ya estropeada, fané y escangallada y semejante a un esqueleto viviente con una percha en el escote bajo la nuez que cantaría Carlos Gardel, regenta su propio negocio de lenocinio en la parte vieja de la Ciudad. Juanita Pipermint siempre negó que Caracona fuera hijo suyo, pero siempre quiso hacer de él un hombre de bien, matriculándolo para estudiar, casualmente con Dorgan, con Gúdula y conmigo, pero Juanjo que así se llamaba Caracona, era un guarro y un borrico y duró muy poco en el Colegio. El Director era un militar retirado y no toleró de ninguna manera las salidas de tono de Juanjo por lo que decretó su expulsión.
Caracona terminó siendo  el probador y  tasador de putas nuevas para fijar las tarifas en la casa de Juanita y Juanita entendía que por fin Caracona hacía algo de provecho. Caracona se fue a buscar fortuna en los centros de pecado más famosos del mundo, como Hamburgo por ejemplo, o Beirut y allí se encontró de nuevo con Gúdula, cuando era pobre, y con Dorgan, cuando todavía le funcionaban los riñones. Caracona, que había retornado al pueblo coincidiendo prácticamente con el regreso de Dorgan que a su vez había vuelto un mes después que Gúdula. Caracona que era vigilado estrechamente a petición de la Interpol porque estában reuniendo pruebas contra él de la presunta autoría de un asesinato ocurrido en Beirut, poco antes  de volverse a España. Caracona, que fue  expulsado del Hotel Emilio por intento de robo de un equipaje, en el vestíbulo, tres días antes de la muerte de Gúdula en el mismo Hotel. Caracona que no se sabe de que vivía, aunque se sospechaba que le pagaba Juanita Pipermint por algo quizá inconfesable... pero como no se encontró ninguna prueba contra él... tuvo que ser eliminado también de la lista de sospechosos.

Pepitillo el peluquero de señoras, que si bien se hace pasar por gay como tapadera, vistiendo de color rosa y llevando siempre un perrito faldero en brazos, en realidad es un prostituto gigoló, que en ocasiones también hace de chapero. Habría peinado a Gúdula por lo menos diez veces, frecuentaba el Bar del Hotel Emilio y era dueño del Puticlub de enfrente. En la habitación donde murió Gúdula apareció un peine de peluquero profesional que tenía las huellas de Pepitillo, pero Pepitillo no había peinado a Gúdula el día de autos y no se encontró ninguna prueba contra él por lo que también hubo que descartarlo como sospechoso, considerando que el peine era solamente una prueba circunstancial.. 

Volviendo a Dorgan, que en principio sólo había contra él que fuera compañero de  curso de Gúdula en el bachillerato  y que hubiera regresado al mismo tiempo al pueblo, pronto muy pronto empezaron a acumularse otras circunstancias que lo convirtieron nuevamente en el sospechoso principal.
Por lo de pronto se supo que estaba casado con Gúdula, pero separado, y aunque reclamaba un divorcio insistentemente  que no obtenía porque Gúdula no estaba dispuesta a compensarlo económicamente, cosa que podría ocurrir en un divorcio llevado con marrullerías propias de Dorgan y que Gúdula temía.
Se supo que Dorgan había estado viviendo en Salem de América, en York, en Lankaster, en Samlesbury, de Inglaterra, en Zugarramurdi de España, que había viajado por la región de Transilvania en Rumanía, que tenia relaciones con los terribles vampiros de Bulgaria y que había alternado con los brujos de Hungría, en  la ciudad de Szeged, acudiendo  a la llamada de la reina de las brujas Erika Szegedi para la reunión de brujas y de brujos demostrativa de su existencia en Europa contra las manifestaciones de Konyves Kalman de que ya no quedaban brujas allí.  Dorgan frecuentó los círculos espiritistas franceses y había hecho demostraciones de desdoblamiento astral. En la India era conocido como el gurú blanco  y había practicado el fakirismo. Se sabía  que durante su estancia en la India frecuentaba templos de los Sijs. De hecho tenía un tatuaje en un brazo con un simbolo Sij muy importante.
Lo más preocupante sin embargo fue saber que era una autoridad en ciencias ocultas, que había estado viviendo en Brasil, practicando el candomble y dirigiendo largas sesiones de Vudú evocando el regreso de zombis en rituales regados con abundante sangre de gallina, o que por lo menos de gallina  parecía.   
Gúdula estaba muerta en una postura que hacía pensar en un ritual satánico precisamente porque el símbolo de Satán apareció pintado con carmín en el espejo del cuarto de baño, cosa que parece solo de película pero en la realidad aparecen notas o signos pintados con carmín en espejos, en casi el 85 por ciento de los asesinatos de mujeres... 

Dorgan había gastado una fortuna viajando por Europa por Asia y por América y al quedarse sin un duro pensó en Gúdula, que era millonaria y fácil de embaucar, porque él la conocía muy bien y sabía de su paradero en un pueblo perdido en las montañas de Santander cuidando a su padre y ordeñando vacas. Consiguió casarse con ella pero enseguida se dio cuenta de que le ponía los cuernos desde la misma noche de bodas y pretendió chantajearla inútilmente, porque romper lo que se dice romper  todavía no le interesaba. 

Gumersindo Carracedo trazó un plan para conocer los pasos de Dorgan el día del crimen. Considerando que Gúdula había sido vista por el recepcionista del Hotel a las 18H10 aproximadamente, desde luego después de las seis de la tarde, hora de comenzar la sesión de hemodiálisis de Dorgan y que se había descubierto el crimen por una limpiadora que había ido a la habitación de Gúdula a las 20H30 cuando la sesión de hemodiálisis todavía no había terminado. Para no ponerlo sobre aviso, se montó un dispositivo de vigilancia sobre Dorgan...pero su coartada era más que solida y se le descartó como sospechoso a pesar de que sus huellas aparecían como cardenales en el cuello de Gúdula.

El expediente se cerró con la apostilla de "Asesinada por uno o más desconocidos".

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