martes, 20 de octubre de 2015

Pues otra vez tengo podagra...

Allá por el 27 de diciembre de 2014 avisaba yo que contra todo pronóstico estadístico, tenía mi dedo gordo del pie derecho lleno de cristalitos de urato monosódico que entorpecian el buen funcionamiento de la bisagra metatarsiana de mi maltrecho dedo, dicho con más humildad: tenía gota aún estando en diálisis. Que yo tuviera un pie de virrey en diálisis todavía es inaudito en España porque las estadísticas españolas ignoran  que los pacientes en diálisis también tienen gota.
Relataba yo mi affaire de la podagra que venía a ser un negocio escandaloso, en El Camarón de Malabo  blog escrito a modo de crónica, en su capítulo CI cuanto todavía los numeraba con números romanos, titulado Estadísticas, dialisis y gota.
Pues tengo que hablar otra vez de mi podagra, por segunda vez. Mi podagra me da poder de virrey y presumo de ella con una vanidad desmedida pues por lo que parece es una lacra de hombre rico que me da cierto empaque. Se dice que hay lacras  de pobre que deben ser más asquerosas que la podagra y aunque no tengo donde caerme muerto mi enfermedad de rico me permite alternar mejor.
Es verdad que los tiempos cambian, porque cuando yo era pequeño si un día aparecías con piojos te consideraban un proscrito y si además tenías sabañones que era enfermedad de pobre desnutrido, te hacían un bullying con pintadas por las paredes, que no se llamaba así pero que  era tan malo como cualquier ciberacoso de hoy, Los piojos aparecen actualmente en cualquier colegio que se precie y nadie se avergüenza de tenerlos son normalos incluso simpáticos. Los sabañones ya solamente le salen en las orejas a hombres mayorcitos ricos. Ahora ya no lo hago, porque es un coñazo, pero al principio de tener pie de virrey me lo envolvía  con larguísimas vendas de gasa hidrófila que me daban un aspecto se señor importante y con mucho "pedigree" es decir mas propiamente de mucha alcurnia, Después descubrí que el alopurinol, la prednisona y la colchicina sabiamente combinadas me hacían mucho más feliz que la vanidad de parecer poderoso porque ya no me dolía el pie.

La podagra atacando.
La estadística pública se basa en una disciplina cotidiana persistente de muchos que desgraciadamente en España deben de ser  poco disciplinados, así es que la buena estadística sobre gotosos en diálisis es bastante rara por escasa.

Los gotosos españoles que reincidimos con episodios de gota después de perder completamente la función renal resulta que al vernos sometidos a diálisis, NO EXISTIMOS. No existimos pero yo me encuentro contando mi segundo episodio en diálisis, después de un año  escaso lo que apunta a una reincidencia similar a la que  tenía antes de perder la función renal



Yo pienso en la gota como un profano que soy, repito, y no concibo como ocurre que cuando todavía conservas una función renal relativamente eficaz se padezcan episodios de gota y después cuando estas en diálisis, es decir, enganchado a una máquina que es la caricatura de un riñón  desaparezcan misteriosamente las causas de la gota (?)...

Pienso en la gota como un profano pero la padezco como un profesional de la podagra. Y como también soy especialista en estadística militar - que no es distinta a la de otras  aplicaciones - como ya mencioné un par de veces, me cabe poco en la cabeza que según las estadísticas españolas no haya pacientes en diálisis con episodios gotosos mientras que en los EEUU y en algún otro país puntero de Europa, las estadísticas arrojen una incidencia de hasta el 12 %. Mi podóloga, antes que la estadística, es la primera en descubrir que no hay razón para que me duela el dedo gordo del pie derecho porque no tengo durezas, ni callos, ni grietas, ni ojos de gallo (pero me duele pie incomprensiblemente),

Mi podagra es como esa cosa televisiva que vuelve a casa por Navidad, pero no es exactamente esa cosa, porque mi podagra desde hace más de diez años vuelve a morder mi dedo gordo del pie derecho unos cuantos días del otoño, no del invierno, y aunque ya llevó dos años en diálisis  vuelve recalcitrante y tenaz.
Cuando empieza a doler mi dedo gordo, tomo paracetamol, nolotil y otros analgésicos tan eficaces, y sin embargo  me sigue doliendo, pero a la segunda o tercera pastilla  de prednisona y a veces a la cuarta, mi dedo queda aliviado (!).

Son datos para los estadísticos a quienes conciernan estos asuntos.

¡¡¡¡Gotosos españoles en diálisis, unámonos, 

porque la estadística bien llevada nos haría felices!!!!!


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